por Carlos Dowling*
Madrid, 27 de junho de 2007; 13h20min, procurando paragem para almoço, eis que volto a avistar um pequeno restaurante marroquino que me chamara a atenção no dia anterior, quando parecia fechado. Agora as portas estavam entreabertas, assim que adentro o recinto, vazio. Logo dois cozinheiros titubeando espanhol gesticulam para mim, “- Que haces, solo abrimos a las una e media.!.”, respondo “- Pero estaban abiertas las puertas, y que horas son?”, o outro cozinheiro marroquino “- 13:21, y el camarero a salido para comprar pan y no regresó…”, “- Bueno, voy caminar diez minutos y vuelvo…”.
Meia hora depois volto, o restaurante está deserto, a não ser pelo garçom, que deve ter voltado com os pães. É um tipo grande, meio bruto, e me ignora complacentemente. Uso a mais tenra e habitual gentileza, em vão, a cada come e bebe pedido deixa de só ignorar e passa a expressar certa rudeza, com estrépitos de breves caretas de uma insolência blasé.
Depois chega uma mulher bonita, e senta em um ângulo de onde vejo as sombras de seus cabelos, e ouço sua conversa com o aparente dono do restaurante, que acabara de chegar, logo postando dois pirex de patês de berinjela e grão de bico como entradas para meu almoço, visto que o garçom deixara só azeitonas e o afamado pão. Falam sobre cinema, e filmes, e Hollywood e Harry Poter, pelo que logro entender trata-se de uma atriz, quiçá algo famosa.
Acabo o cous cous de frango, e logo começo a tracejar estas linhas, até que a atriz sai carregando uma sacola bem apessoada, e finalmente pela primeira vez o garçom me dirige a palavra, “- Chileno?”, tiro o olho do bloco de notas de hotel onde escrevo, “- No, brasileño, mi padre es argentino blábláblá vivi en México blabla…”, “- No, argentino no suena, quizás chileno por el accento.”
Começamos uma conversa das mais lúcidas dos últimos dias:
– De onde eres?
– Marruecos.
– A cuanto tiempo vives acá?
– 26 años.
– Casí mi edad, tengo 29. Te gusta españa?
– Sí, sí. Pero es como no tener sítio, lo sabes, la segunda clase de la globalización.
– Que queréis decir?
– Eso de tantos lugares y desplazamientos, y al fín estás solo, sin casa, sin tierra. Desde siempre. La globalización en hecho es el interés del flujo de capitales transnacionales, eso lo es, de resto nada.
– Y se olvidán que hace menos de un siglo el camino era el opuesto, de Europa y sus tantas guerras y crisis y distintas misérias, hacia América, África, Ásia, y sus distintas misérias. Y la esplotación a tope, siempre, de todos lados.
– Decierto, pero para el status quo no le interesa que se detengam a la memoria y se fijen en eso de los flujos invertidos, mismo la mas corta, el capital sembra la memória de pez.
– Se apropria de todo. Como eso ahora de la semana del orgullo gay, tiene su importancia de resistencia y compensasión por tantos años de tanta opresión, pero se invierte todo, se capitaliza, se agota.
– Los dueños de hotelas y restaurantes del centro de Madrid en un discurso hipocríta y machista gritan todo el año a los cuatro vientos ‘maricones gilipollas’. Pero abren avidaz cajas registradoras, que suenan dulces cunas de monedas. Lo más grave és que, aun que las calles estean llenas, en fiesta, el placer no es colectivo, están todos solos mientras bailan.
– Hedonismo, que podría bueno sí llevara a otro sítio, pero no, te deja plantado entre los escaparates…
(…)
– Estube en Valencia, me gustó muc…
– És la ciudad más fea de España.
– Pero me a gustado…
– Como se pueden quedar tanto tiempo de espaldas al mar? Solo lo vieron ahora, hace un par de decadas.
…
Nesse momento localizei a minha simpatia por Valencia, parece muito com João Pessoa e seu medo de tanto mar.
…
(…) – Puedes traer la cuenta?
(…) – No hace falta el pasaporto, es solo cuestión burocratica.
– Hay cosas más importantes, no?
– Eso nada és.
– Gracias.
– A ti.
Saio pela Calle de Las Farmacias, perto de Chueca, o calor da siesta clama aos poros.
* Carlos Dowling é cineasta, paraibano, dirigiu o curta “A Sintomática Narrativa de Constantino”.